La Chanca es ya propiedad de Conil

Artículo publicado en  04/2003 (Boletín la Laja nº 2)

La Chanca es ya propiedad municipal. Es una buena noticia. Se trata de un edificio único en su género -junto a la Fortaleza y Chanca de Zahara de los Atunes- y es, sin duda, el monumento más emblemático de nuestro pueblo. Conil y Zahara, fueron durante la baja Edad Media (siglos XIV y XV) y el Antiguo Régimen (siglos XVI al XVIII) las dos grandes almadrabas históricas, propiedad de la Casa Ducal de Medina Sidonia. La Chanca de Conil fue construida a mediados del siglo XVI como fábrica de salazones y almacén de barcas y pertrechos de las almadrabas. Sus gruesos muros perimetrales encierran una superficie de más de 7.500 m2, en el corazón del centro histórico y junto a la playa. El conjunto se articula alrededor de un gran patio interior de forma rectangular en torno al cual se disponen distintas edificaciones, de una o dos plantas, entre las que podemos destacar el Almacén de Pertrechos o el Almacén de la Sal. La fábrica estuvo en funcionamiento hasta el siglo XIX y los almacenes fueron utilizados hasta los años 60 del siglo XX.

Su cierre especulativo desde los años 70 y la posterior instalación en ella de colectivos marginales aceleraron gravemente su deterioro. En 1994 fue presentado un proyecto de urbanización de la Chanca que preveía construir 60 viviendas unifamiliares, la mayoría de ellas en el interior del recinto histórico. A partir de 1995, el Ayuntamiento mostró una mayor sensibilidad por el edificio, pero la Chanca continuaba estando desprotegida.

Cochera y cuartos altos de la Chanca

El proceso de protección del edificio

En diciembre de 1997, alarmado por su creciente deterioro, me puse en contacto con el Alcalde para explicarle la importancia de la Chanca e informarme de los planes municipales al respecto. Consulté la documentación del PERI (Plan Especial de Reforma Interior) de la Chanca y el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana), en fase de aprobación inicial. Este documento asignaba un uso residencial urbano de más de 1.300 m2 a los extremos de la unidad, destinando su parte central a sistemas generales. Había sin duda un mejor tratamiento de la Chanca, pues se había cambiado su normativa urbanística, introduciendo la expropiación y reduciendo edificabilidad, pero se seguía permitiendo la construcción de 34 viviendas de 3 plantas, 19 de ellas en el interior del conjunto histórico y otras 15 en su mismo borde, lo que suponía mutilar el inmueble y ahogarlo entre edificaciones residenciales. Ello me decidió a elaborar un informe mostrando el valor del edificio histórico y denunciando la situación, que hice llegar a las instituciones (Ayuntamiento y Junta de Andalucía) y a la opinión. Dicho informe, avalado por más de 2.200 firmas de conileñas y conileños, fue presentado también como alegación al Plan General, en fase de exposición pública. Pero la alegación fue desatendida.

Afortunadamente, la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía abrió expediente y en junio de 2000 incluyó la Chanca de Conil en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Etnológico, estableciendo un generoso entorno de protección para el edificio. El Ayuntamiento seguía, no obstante, empeñado en construir viviendas dentro de la Chanca y tuvo que ser el Informe preceptivo y vinculante de Cultura al PGOU quien pusiese las cosas en su sitio: las 15 viviendas exteriores debían someterse a autorización previa de la Comisión de Patrimonio, pero las 19 viviendas en el interior de la Chanca fueron consideradas “totalmente incompatibles con la valoración del Bien y sus instrucciones particulares”. Además, para proteger el entorno, fueron suspendidas las unidades de ejecución V-7 y V-8 (antiguos huertos frente a la Chanca), que “no deberán impactar con su altura, así como retranquear la edificación a lindero y limitar a dos alturas la franja de edificación enfrentada a La Chanca, para no alterar su perspectiva visual”, como recoge el Acta de la CPOTU de 1 de agosto de 2001. En dicho documento se obligaba al Ayuntamiento de Conil a elaborar un Texto Refundido del Plan General que recogiese las numerosas subsanaciones y/o modificaciones introducidas, entre ellas la de Cultura relativa a La Chanca.

¿Cuánto ha costado la Chanca a nuestro pueblo?

La unidad de ejecución V-9, La Chanca, tiene una superficie de casi 11.000 m2 e incluye, además de la Chanca, la iglesia de Santa Catalina, sus jardines y el cementerio viejo, que eran propiedad municipal desde 1993. La Chanca propiamente dicha está compuesta de dos partes bien diferenciadas, la de Almacenes (A) y su parte de trabajo o Casa Chanca (B), que pertenecían a propietarios distintos. Tras su declaración BIC (Bien de Interés Cultural) en junio de 2000 se han sucedido convenios, compraventas, cesiones y permutas que han convertido a nuestro Ayuntamiento en único propietario del Bien, a la espera de su escrituración definitiva cuando se cumplan las condiciones pactadas.

La parte A (Almacenes) fue adquirida en enero de 2001, a través de un convenio entre el Ayuntamiento y la empresa mercantil La Chanca 2000 S.L. Dicha promotora había comprado previamente esta parte del bien y la parcela triangular colindante a sus anteriores propietarios, para después negociar con el Ayuntamiento. El convenio estipula la cesión gratuita del edificio histórico al municipio a cambio de la licencia de obras para edificar las 15 viviendas que preveía el PGOU (parcela 1ª). Si Cultura reducía volumetría o edificabilidad (planta baja + 2 plantas + altillo) el Ayuntamiento “compensará al promotor”. Esta cláusula 5ª del convenio urbanístico convertía al Ayuntamiento en valedor y rehén voluntario de dicha empresa constructora.

Nuestro Ayuntamiento tuvo suerte y Cádiz informó favorablemente en octubre de 2002 un proyecto que no respeta el entorno del bien, pues va a posibilitar la construcción de una “torre” de 12,3 metros de altura junto a la Chanca. ¿Y la perspectiva visual?.  Ciertamente se ha conseguido un espacio público de gran interés para Conil sin pagar un euro, pero un espacio público “mermado” por un fuerte impacto visual desde el interior y el exterior. Si Cultura hubiera reducido volumetría –como debiera haber hecho, para cumplir con las “instrucciones particulares”- habría costado además mucho dinero compensar a la empresa, lo que ha supuesto un riesgo innecesario.

La parte B (Área de trabajo o Casa Chanca) ha sido adquirida en abril de 2003, a través de un nuevo convenio. La Chanca 2000 S.L. aparece nuevamente como parte negociadora, ahora con la empresa municipal ROSAM, con quien ha realizado una permuta de terrenos: los 3.440 m2  no urbanizables de la Chanca por 4.390 m2 en Roche, a entregar completamente urbanizado y segregado de ROSAM, corriendo la empresa municipal con todos los gastos. El valor de los bienes intercambiados sería de algo más de 300.000 euros (52.000.000 ptas). Pero el m2 en Roche vale por término medio 30.000 pesetas, lo que da unos 132.000.000 ptas. ¿No hubiera sido mejor para el interés público jugar la carta de la expropiación (acordada por abrumadora mayoría en el  pleno municipal de abril de 2002) y llegar a un acuerdo mucho menos gravoso?

Todo este proceso se ha realizado, además, con una absoluta falta de transparencia. El resultado ha sido un muy buen negocio para sus propietarios y un mal negocio para el pueblo. Las causas de esta mala negociación municipal son dos: a) el Ayuntamiento se ha plegado a los “intereses privados”, que en ningún momento ha querido menoscabar ni lesionar; y b) las deficiencias del planeamiento. En este sentido cabe afirmar que ha habido una persistente “incomprensión” del valor del edificio histórico, pues a pesar de su declaración BIC no se cambió el desarrollo urbanístico de la zona, que podría haber evitado el negativo impacto que va a suponer la construcción de la parcela triangular colindante (parcela 1ª). Además, al crear unas expectativas de negocio a la propiedad de la zona B, tras la rectificación de Cultura al PGOU (prohibición de las 19 viviendas de la parcela 2ª), el Ayuntamiento se ha visto moralmente (?) obligado a “compensar” a la propiedad, pagando un excesivo sobreprecio en la permuta.

Unidad de ejecución V-9 «La Chanca» (10.940 m2)

Creemos que la adquisición de la Chanca podría haber supuesto un coste mucho menor, jugando, en aras del interés general, la carta de la expropiación, sin sacrificar patrimonio. Entonces sí que hubiese sido un buen negocio para el pueblo de Conil. ¿Cuánto ha costado realmente la Chanca?. Sin duda, demasiado: se ha sacrificado “entorno” y ha tenido además un elevado coste económico en patrimonio municipal de suelo. ¿A qué tanta precipitación de última hora, tras más de dos años de negociaciones?, ¿prisas electorales, necesidad de presentar “resultados”…? Desde luego, no se entiende el despilfarro.

Mirando al futuro: un Museo de la Pesca y de la Ciudad

En fin, vayamos a lo positivo: la Chanca es ya propiedad municipal. ¿Qué hacer ahora con ella?. A lo largo del proceso descrito, el Ayuntamiento ha terminado asumiendo la adecuación de la Chanca como espacio cultural, al objeto de convertirla en “referente y símbolo de identidad” de Conil (Plan Estratégico, aprobado en 2002). Se va imponiendo pues, no sin dificultades y graves contradicciones, la idea de conservar el patrimonio como uno de los objetivos para los próximos años. Que así sea.

Los pasos a dar a partir de ahora son los siguientes: hay que proceder cuanto antes a cerrar y limpiar el edificio. A continuación, debe actuar la Junta de Andalucía, consolidando las partes más dañadas y procediendo de forma paralela a su excavación arqueológica, que permitirá la recuperación de las grandes pilas de salazón, que deben estar enterradas, así como de otros elementos de interés que contribuirán a la comprensión del monumento. En tercer lugar habrá que restaurar el edificio. El negativo precedente del Castillo y Torre de Guzmán no debiera repetirse. Desde luego será necesario optar por uno de los dos modelos posibles: a) consolidación de lo existente, con las reposiciones mínimas necesarias para hacerlo funcional, respetando al máximo la obra originaria; o b) una mayor reconstrucción de las edificaciones peor conservadas, al objeto de ganar espacio para la dotación de equipamientos culturales. De la opción que elegida dependerá necesariamente su uso futuro, pues sin reutilización no sería posible la conservación.

En este sentido, convendría elaborar un buen PROYECTO DE RESTAURACIÓN Y DE USO, sin precipitaciones, para el que podría buscarse financiación no sólo de la Junta de Andalucía, sino también del Estado español y de la Unión Europea. La Chanca debe convertirse en MUSEO DEL MAR Y DE LA CIUDAD, que muestre la estrecha relación histórica  entre Conil y la Pesca. Lo exige la categoría del Bien y podrían conseguirse las pertinentes subvenciones justificando convenientemente un proyecto cuyo interés podría rebasar el ámbito regional. Este proyecto podría enmarcarse en otro más amplio, de ámbito provincial, en relación con las pesquerías e industrias tradicionales de salazón (Baelo Claudia, Zahara de los Atunes, Sancti Petri).

La  justificación de dicho museo está en que Conil surge como almadraba y toda su historia está muy ligada a la actividad pesquera. En cierto sentido, Conil es un “modelo” bastante representativo de comunidad pesquera en dos vertientes, de importancia local-regional, pero también internacional (almadrabas). El atún conectó a Conil con Flandes, Valencia, Cataluña o Italia, a través del comercio de sus productos. Pero además Conil está también muy ligado a otras formas tradicionales de pesca (jábegas, palangres, cazonales, lavadas…) y fue un importante puerto “de playa” en la provincia hasta el siglo XIX. En 1997 hice ya una propuesta de uso para la Chanca, que perfilé más como colaboración al Plan Estratégico y matizo algo ahora. Estas son mis sugerencias para el futuro Museo:

a) Su contenido podría girar en torno a tres núcleos temáticos: 1) Explicación de la industria tradicional de salazones y valoración de su importancia económica; 2) Explicación de las tradicionales almadrabas de tiro, y de las más modernas de buche, así como de otras técnicas artesanales de pesca, vigentes o desaparecidas; y 3) Evolución y configuración urbana de la villa histórica.

b) Para desarrollar estos contenidos podrían utilizarse diversos elementos: a) Maquetas, paneles, planos de la Casa Chanca y Almacenes de Conil, con textos y dibujos explicativos sobre su funcionamiento; b) Artes, aparejos e instrumentos de pesca tradicionales, originales o reproducidos; c) Embarcaciones de diverso tipo a escala 1/1 en el patio, así como maquetas a escala reducida de otras embarcaciones tradicionales; d) Buena reproducción de grabados históricos de/sobre Conil; e) Planos de la evolución urbana, maquetas de sus edificios singulares y de tipologías arquitectónicas tradicionales; f) Textos y documentos históricos de interés relativos a la villa; y g) Fotografía antigua, en dos vertientes: la vida cotidiana y el mundo de la mar, especialmente a partir de la magnífica colección de Juan Capacha. La Chanca quedaría convertida en un magnífico centro de interpretación del patrimonio y de la historia de la villa.

          

Almacén de Pertrechos y Almacén de la Sal

También podrían ubicarse en la Chanca el Archivo Histórico, con una pequeña biblioteca especializada aneja, y una Sala de Exposiciones y Conferencias, lo que convertiría el monumento en la sede principal de la CASA DE LA CULTURA de Conil, un magnífico escaparate de presentación de nuestro pueblo. En todo caso, no conviene obsesionarse con “rentabilizar” como equipamiento cultural un edificio que fue pensado para otros fines, y que por lo demás siempre tendrá un enorme valor de uso como PARQUE, ajardinando una parte de su patio (donde también podrían ofertarse otras actividades culturales: conciertos, teatro al aire libre, etc). La belleza y armonía del conjunto arquitectónico dotará a nuestro pueblo de una zona de esparcimiento única y de calidad, el espacio que simboliza la razón de ser de Conil desde su nacimiento.

La Chanca puede convertirse, pues, en el factor que impulse la recuperación del patrimonio cultural de nuestro pueblo, tan deteriorado en los últimos años, contribuyendo a su conservación y difusión, además de dotar a Conil del equipamiento cultural y recreativo que tanto necesita.

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